domingo, 13 de julio de 2008

LEER ES IR AL ENCUENTRO DE ALGO

Sabemos que leer no es un proceso que pueda explicarse mediante un modelo mecánico; (...) sabemos que el proceso de leer, como el de pensar, depende de nuestra habilidad para descifrar y hacer uso del lenguaje, del tejido de palabras que forman texto e idea. El temor que, al parecer, preocupa a los investigadores es el de que sus conclusiones comprometan el lenguaje mismo con que las expresen: el temor a que el lenguaje sea en sí mismo un absurdo, una pura arbitrariedad, que quizá no comunique nada excepto la imprecisión de su ser; que pueda depender casi por completo para su existencia no de quienes lo enuncian sino de sus intérpretes, y que el rol de los lectores sea hacer visible -utilizando la espléndida frase de ibn al-Haytha,- aquello que la escritura sugiere mediante indicios y sombras”. (Alberto Manguel. Una historia de la lectura).

Las palabras guardan la memoria de todas las historias ancestrales de modo que, al trasmitirlas al niño o a la niña, les otorgamos un lugar de pertenencia en las generaciones y la posibilidad de hacer identificaciones fuertes. Al enseñaraprender (escrito así, sin separación; es un mismo acto) a leer los hacemos partícipes de la memoria colectiva por medio de los libros, y de ese modo se familiarizan con un pasado común que renuevan, en mayor o menor grado, con cada lectura.

En cada uno es una experiencia singular; cada uno es capaz de construir su modo de leer y es dueño de sus lecturas. Por esto mismo todas las lecturas son inconclusas. Nunca llegan a completarse y siempre habrá algo más para volver a leer, ya que cada texto invita a una lectura novedosa, aún cuando se trate de una relectura.

Leer es ir al encuentro de algo que está a punto de ser y aún nadie sabe qué será”.
(Italo Calvino. Si una noche de invierno un viajero.)

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